Dicen que si uno tiene una preocupación o una actividad importante es normal que pase malas noches cuando está en medio de las emociones de preparativos o si es el día previo al evento.
Eso es parte de la experiencia, a pesar de que no ayuda mucho a estar descansado y despejado para vivir el momento y tomar desiciones importantes.
Una de esas noches (y en parte día) que recuerdo, fue el que me fui definitivamente de mi casa de infancia por un largo periodo…periodo que la verdad no terminó y en ese momento no lo acepté ni lo pensé.
Lo importante era que me iba. Me iba a estudiar, a la Universidad, lejos de casa. Y trás de todo, iba a vivir “sola” en unas residencias estudiantiles que prometían ser toda una experiencia.
Ese fue un domingo soleadísimo de verano costarricense hace 9 años (un poco más), y partía como a las 10 am con una comitiva conformada con mi en ese entonces novio, sus dos hermanas (una estudiaba y vivía en el mismo lugar) y mi suegro que no me veía con muy buenos ojos pero que se compadeció de que tuviera que dejar el hogar en buses y bien sola. De hecho ya tenía el tiquete comprado para ese día y lo único que recuerdo era que costaba 1700 colones…ahora cuesta 1000 colones más dependiendo de la hora :-/ .
En mi casa me despidieron mi mamá, mi abuela, mi hermano y mi primo Mauri que andaba escapado y en esos momentos andaba por ahí de los 4 añitos apenas.
Recuerdo que el viaje no fue largo ni incómodo. Más incómodo fue acompañarlos a almorzar donde su abuela que nunca había visto y llegar como la más extraña, pero no hallaron como dejarme sola en las residencias desde el medio día. Claro, tiempo después descubrí que antes del día de entrada a clases, el domingo era pura desolación hasta que a partir del anochecer las más desafortunadas fueran llegando con sus cositas porque entraban lunes a alguna clase en la mañana.
En ese entonces, el día “libre” de muchos era el miércoles…tiempo después eso cambió a lunes.
También recuerdo que el camino desde San José a Cartago se me hizo lento y apesadumbrado… 3 KM eternos desde el letrero que decía Instituto Tecnológico de Costa Rica en la interesección para Cartago.
El previo antes de acostarme no lo recuerdo muy bien. Nadie llegó esa noche así que tuve que elegir alguna de las camas sin dueño y poner algunas sábanas para dormir. Saqué la lámpara de toda mi vida y una fotografía para darle un poco de color a ese cuarto que en ese momento se me hacía grandísimo.
La noche fue malísima. Pasé despertándome, unas veces por el ruido que escuchaba desde el pasillo que se me hizo infernal (y que resultó ser de lo más común hasta pasadas la media noche) de chicas saludándose efusivamente y conversaciones sin fin…y otras veces por el frío que no me dejaba conciliar el sueño. Frío común en Cartago, al que no estaba acostumbrada y para el cual llevé una cobija que no era muy apropiada.
Esa fue una de las primeras malas noches…en ocasiones me recuerdo y me doy pena de mi misma.
2 comments
Jejeje excelente entrada! Me hizo recordar mi primera semana en el TEC tmb… que susto >.< fue 😛
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*-* gracias por el comment Luigi!