Respiro una última bocanada del aire, irancundo de incienso sabor a veneno, mientras la palidez se apodera de mis mejillas y hay un poco de lagrimeo en la garganta.
Se me vienen a la mente los rescoldos de los últimos recuerdos que me quedan, y de vuelta a respirar…
Cierro la mirada ahogando las últimas lágrimas correspondientes (para que no se diga que no llovió en Noviembre) y volvemos a comenzar…
No hay nada más alegre y triste, pasivo y tempestivo, frágil y potente …
No hay nada más sencillo y preciado, voráz y calmo, seductor y sin sabor…
Disfruto el atragantamiento con las últimas cucharadas dulces de esta melancolía y me preparo para abandonarla de nuevo, con lo que representa…
Ahora nuevamente estamos dispuestos a conocer la inmensidad de un amanecer;
a pesar de todo…sigue siendo hermoso cerrar los ojos a la noche, admirar la Luna en Creciente y sentir como la inmensidad de un todo te abraza y se confunde con ese dolor…
Adiós Noviembre, Adiós…hasta el próximo año 🙂